martes, 11 de septiembre de 2007

EL ANGEL CAÍDO


El nuevo Marc, fotografiado por Koto Bolofo.

La vida nunca ha sido fácil, existir resulta un difícil arte y cometer errores, una rutina inagotable. Marc Jacobs no es la excepción, afortunadamente él cayó de la gracia para convertirse en la gracia misma, nunca conoció la bondad del paraíso y, sin embargo, hoy goza de las mieles del genio sublimado.
Nació un 9 de abril de 1963 en la ciudad de Nueva York, su abuela le enseñó a coser y tejer, pero fue su interior quien le enseñó a crear. Fue entonces que comenzó una historia cuyo final permanece incierto, pero cuyo desarrollo ha mantenido la bipolaridad del obligado sufrimiento con la suntuosidad del triunfo. Y es que el reflejo de un espejo jamás es convincente, no importa si refleja la grandeza de una mente, al final siempre hay un detalle o un todo que nos hace querer no mirar. Jacobs luchó contra su propia imagen, "qué mas da si después de todo nada mejorará", así pensaba y así actuaba. Quién no lo recuerda al término de cada desfile asomarse unos cuantos segundos, desgarbado, tímido y desaliñado. No podía haber mayor contraste entre sus colecciones y su persona, clásico enfrentamiento entre el cool chic y el abandono víctima de la inseguridad.


Polos opuestos

Nadie escapa de sus miedos, el temor no respeta, ni siquiera al diseñador más aclamado, Marc Jacobs es el escritor de una historia que ha marcado a muchos... a todos... a él. Invitado eterno del ojo del huracán, del centro de las miradas, un día son sus diseños los que se someten a juicio y en un instante ya es su apariencia la que está siendo destrozada. Por qué no aceptamos el brillo de una esencia tal cual es, por qué hay que escudriñar en su existencia como si la nuestra fuese perfecta y por qué nos gusta menos su trabajo si él parece modelo de revista.
Discípulo del legendario Perry Ellis; estudiante consagrado de Parsons (Design School); amigo incondicional de Sofia Coppola, Winona Ryder y Scarlett Johansson; presidente de su propia corporación, Jacobs Duffy Designs Inc. Todo ésto y más es Marc Jacobs. El hombre que logró levantar de la cama, y sin pagar nada, a Linda Evangelista y Naomi Campbell en 1994 para su primera colección ready-to-wear. ¿Más claro? Imposible.


Desfile Primavera-Verano 2008 de Marc Jacobs.

Su interior está intacto, Marc es el mismo chico que no supo que era gay hasta que otros lo bañaron en burlas, ese cuya infancia no quisiera recordar y que a veces se siente mejor con el fracaso de otros, ese que vive con la maravillosa idea de que cualquier tendencia es hermosa porque imprime la individualidad de quien la porta. Entonces, admirable deberá ser la persona que combate consigo misma para otorgarse el triunfo de las virtudes sobre los vicios, sobre todo si además cuenta con la creación de prendas adorables.
El día llegó, el reloj marcó la hora, las voces no pudieron callarse y Marc Jacobs cerró la Semana de la Moda en Nueva York. Aquí viene sigiloso el escrutinio, las lenguas dicen "una colección incomprensible sin el sello personal", otras cuentan "un paso adelante, sexualmente arrebatadora" y yo sólo observo caer los estigmas sobre una piel que saldrá inmaculada. La moda juzga enseguida y comprende demasiado tarde, sin embargo, se rinde y ama aunque sea en el fondo. Por mi parte, dejo al resto la tarea de criticar, yo prefiero admirar y entonces escribir.


Una década de estilo, Marc Jacobs (arriba) y Louis Vuitton (abajo), 1997 a 2007.

Un estadounidense que conquistó Europa, un chico que le dio vida a un grande (Louis Vuitton), un hombre que entendió a la mujer, Marc ha recorrido el camino que se le marca sólo a quienes pueden forjar un legado sin final y a quienes jamás liberarán su inspiración porque se ha convertido en la presa ideal de nuestros deseos. Sus sueños vienen con logos, grunge y un toque de perfume, sus manos dibujan la perversidad de la dulzura y la austeridad del lujo, Jacobs se instala en el pedestal de la visión y nosotros veneramos su espectáculo. Ahora además de devorar sus colecciones puedo devorar su apariencia porque aceptémoslo... luce encantador y en este Infierno si el empaque viene con lazo de seda será porque abraza el infinito valor del brillante que esconde dentro. Así Marc Jacobs existe maravilloso.

2 comentarios:

Lady White dijo...

Excelente post!
Poco se del mundo de la moda, pero lo platicas de una manera genial!
Un abrazo

Anónimo dijo...

genial tu post, no puedo comprende las criticas que estan lloviendo a Jacobs, a mi me ha parecido que hay cosas excelentes y estoy seguro que terminara marcando la temporada...