lunes, 3 de diciembre de 2007

SURREALISMO CHIC



El enfrentamiento de la creación surrealista versus el hambre de la confección de prendas ideales convierte el diseño en experiencia y el negocio en regocijo, la balanza siempre encuentra inclinación hacia un lado en específico y nunca permite la expansión de colecciones que derriben en un mismo instante las fronteras artísticas y comerciales. Sin embargo, hay amaneceres en los que el sol brilla más de lo habitual, concediendo la calidez de sus rayos a quien no teme proponer y vender al mismo tiempo. Es entonces cuando la espontaneidad toma fuerte de la mano a la magia que ha nacido de la imaginación de un par de creadores holandeses, cuya visión va más allá de molinos y tulipanes, olvidando así que la moda es un arte que se crea en serie. Un aplauso para Viktor Horsting y Rolf Snoeren, mejor conocidos como Viktor & Rolf.



Dando muestra absoluta de lo que esconde su esencia conceptual y sarcástica, ambos diseñadores decidieron montar un espectáculo underground no autorizado para mostrar su colección a la prensa durante la Semana de la Moda en París en 1998. Hoy, a casi diez años de su rebelde circunstancia, las colecciones poseen el encanto del talento que sueña, mientras logran lo impensable al vestir de música los cuerpos y bañar del rosa más perverso el Infierno de las pasarelas. El trabajo de Horsting y Snoeren es un híbrido del clasicismo francés y la eterna extravagancia del consumo. Ellos colaboran con gigantes suecos y visten a Tori Amos en couture de sábanas y almohadas durante un mismo tiempo y espacio, bailando al compás de la inspiración surgida de Marcel Marceau. Dos seres conectados por una misma mente que piensa en volumen, sastrería y modernidad para crear una vestimenta llena de elegancia, feminidad y surrealismo. Todo esto a través de colores atemporales que observaron antes que nadie las estrellas en el infinito y que se posan suaves sobre telas exquisitas pasajeras del viento característico de la sofisticación.




Las fantasías de Viktor & Rolf tienen su escaparate dentro del Quadrilatero d'Oro en Milán, en el interior de una hermosa boutique digna de las quimeras más divinas representadas en trenchs, tuxedos y galas nocturnas perfumadas con Granadas florales y Antídotos masculinos. Ahí habita el referente de la exclusividad en cortes prolijos dentro de faldas rectas, pantalones estrechos y blusas ligeras. Sin embargo, el ingenio de su imagen es global y derrama pequeñas gotas de elixir que satisfacen la sed de las masas al colaborar con marcas transnacionales como Samsonite y la ya mencionada, H&M. La idiosincrasia de este dúo holandés se alimenta de historias y contenidos llenos de musas fuertes e independientes, con la belleza idónea y democrática que sublima a la humanidad misma y con la ambición incontenible de crear una maison digna del siglo XXI. Finalmente, el espíritu inquieto de una futura institución tiene ya sus raíces perfectamente sembradas en la naturaleza confiada y honesta de dos hombres que juegan con lo que parece ser un sueño hecho realidad.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre en can-ta-dor!!

Un beso y mi admiración de siempre!!

yave dijo...

DE VISITA POR ESTE LUGARSITO INTERESANTE, UN SALUDO DESDE TIJUANA.

http://elfashionista.net dijo...

gracias por pasar por mi blog, pasaré por aqui seguido seguro, beso!

La Vampi dijo...

Uy la foto del vestido de boda está excelente de verdad!

Mi querida Diablesse, ya tengo el peinado de mañana ;) Te tendré fotos para el domingo (si es que logro levantarme jajaja!) Un beso!

alterego dijo...

Lo malo de Viktor & Rolf es cuando decidieron bajar a la calle y llegar al gran público. Entonces vinieron las colecciones incomprensibles (las modelos deberían demandarlos por poner en riesgo su vida con zuecos y luces incorporadas), sus colaboraciones para H&M, etc. A mi me gustaban más cuando eran minoritarios y hacían vestidos flipantes como el de novia de una princesa holandesa que ahora mismo no recuerdo. Bss.