EN SU DEFENSA

No soy perfecta. ¿Pero quién lo es? Ni siquiera Ghandi lo fue. ¿Por qué me hace menos humana el hecho de amar la moda? Tú adoras luchar contra el hambre y yo adoro la historia de Chanel. Me llamas tonta y yo creo que te sobra el juicio. Déjame decirte algo: El mundo de la moda es más que "marcas", que anorexia y bulimia, que tendencias mortales. El mundo de la moda es la leyenda de seres que lucharon por alcanzar sus sueños, de la manera más sublime, de la forma más etérea. Aquí también se sufre... ¿o es que crees que el rechazo no duele, que la inseguridad no existe, que el fracaso no va carcomiendo nuestro futuro?

Te empeñas en pregonar que quien se dedica a ésto no tiene corazón, que no tiene cerebro, pero no hay más corazón rojo que el que late por el arte y no hay más cerebro poderoso que el que piensa para crear. Sí, me enamoro de un par de pantalones, pero también me enamoro de un hombre, de una familia, de un amigo. Sí, mis ojos brillan cuando veo un bolso de Louis Vuitton, pero también lloran de noche al saber que los problemas no se hacen menos. Sí, me obsesiono por unas suelas rojas, pero lucho todos los días por alcanzar el cielo sin ellas. Enfrento los miedos igual que tú, sólo que a mí me gusta verme mejor. Me culpas de tantos crímenes y no te das cuenta que una fotografía es sólo eso. Tus hijos necesitan de ti, de tu visión, no pretendas que yo eduque la vida que sólo tú decidiste crear.

Mi trabajo es tan respetable como el tuyo. El mundo sería mejor si todos tuvieran la maravillosa oportunidad de hacer lo que verdaderamente aman. Yo la tengo, no me la quites con tus juicios absurdos. Dentro de mi ambiente, también hay impostores, traidores que ensucian el lienzo de los verdaderos artistas. El tuyo no se salva, sé que también sufres por la atención desviada hacia quien no la merece. ¿Te das cuenta de que no somos tan diferentes? No salvo vidas, pero vivo la mía, igual que tú. Al final todos buscamos una sóla cosa: la certeza de saber que existir tiene sentido. Qué más te da que yo lo busque en una pasarela.

Intento sobrevivir, ayudar a los míos, taer un pan a la mesa, conservar un techo sobre mi cuerpo. Perdóname por no ser como tú. Esque tengo derecho a ser diferente. A veces creo que eres demasiado egoísta, quieres que mire a través de tus ojos, pero no es mi historia la que debes cambiar. Es la de aquellos que se empeñan en dañar lo que amas, los que nacieron sin alma, los que no tienen camino sin odio. Dedico mi tiempo a ser una mejor persona a través de las telas y las letras, porque lo que hago me alimenta, me inspira y me hace sonreir. ¿De verdad eso no significa nada?

Eres de los que piensa que la moda es un instante, que se muere como un suspiro en el viento, que desaparece a merced del capricho masivo. La moda es historia, tan antigua como el hombre y su necesidad de cubrir el pecado, tan longeva que nunca tendrá fin y tan cambiante que jamás será la misma. Ella es omnipresente y se ríe de todos los que la amamos y de todos los que la odian. Se ríe de ti y de mi. De mi por encumbrarla y creerla perfecta, de ti por repudiarla y creer que no te pertenece. Pero la ironía es tuya al pensar que le das la espalda y al no darte cuenta que dentro de tu círculo también existe. Porque sin importar lo que lleves puesto, TÚ has sido el creador de tu propia moda, de tu propio estilo. Así de perversa es.

Estoy cansada. Harta de leer, de escuchar, de sentir en las miradas ajenas que lo que hago no vale la pena. El veredicto que sentencias sobre mi labor, no dice nada de mí. Habla más de tu ingenuidad, de la ignorancia victimaria de tu propia esencia. Deja de pretender que sabes de lo que hablas y si tanto te molesta mi mundo... ¿por qué le das tanta importancia?