DUDA

Hoy, como cualquier día, realicé el trabajo de siempre, sumergida en la misma rutina y viendo como se esfuma de nuevo la vida de 24 horas. De pronto, recordé que no había revisado las fotografías del Costume Institute Gala, de las que Diable ya me había advertido con insufrible decepción. Aún así, avisé a mis colegas de su importancia y ansiosos corrieron a buscarlas, ya todos reunidos ante la pantalla del ordenador, comenzamos el escrutinio.

Los demás cayeron rendidos ante la belleza de Rachel Weisz, Kate Beckinsale, Liv Tyler y Kate Hudson, mientras yo sólo me preguntaba dónde estaban las modelos. Las maravillas siguieron y de pronto el resto que cree saber decidió que las mejores fotos para publicar eran las de Madonna, Rihanna y Victoria Beckham. Esto último no lo pude soportar, lo de menos eran las dos primeras opciones, pero por qué se empeñan en Victoria. Hablé, dije que había mejores imágenes, que si bien no lucían como el epítome de una musa, estaban Coco Rocha, Jessica Stam, Gisele Bundchen y la infaltable, Kate. Entonces recibí respuesta y escuché lo siguiente: "No vamos a incluir las caras de quien sólo tú conoces".

No soy sólo yo, la gente con un poco de dignidad sabe quiénes son y si existen personas que creen que el mundo de la moda es Madonna anunciando Louis Vuitton, es momento de mostrarles el universo que habita más allá. Sentí coraje, tristeza, desilusión. Por un momento me llené de bríos, de ganas, de un impulso irrefrenable por hacer las cosas diferentes.

Sin embargo, minutos después me topé con esta foto y aún sigo sin saber cómo digerirla. Diable había hablado ya un poco del fenómeno, pero hoy me golpeó como una bofetada de realidad. Acepto que vivo entre sueños, que idealizo el ambiente que amo y que me rehúso a aceptar la repetitividad de Anna Wintour y el cinismo de Karl Lagerfeld. Pero, ¿hacia dónde miro si un par de zapatos están en los pies equivocados? Se ha creado un malentendido, el mismo que le dice a ella que son la prenda it y que, en un instante, me obliga a desterrar el talento de un diseñador por haber caído en los colmillos rabiosos de las masas.

Aquí estoy escribiendo, con los ojos confundidos y la duda sentada entre las piernas.